En esta nueva cuaresma que camina
en busca de la Semana Santa del año del Señor de 2023 en Bailén ha vuelto a salir
su publicación cofradiera por excelencia, el Programa de Semana Santa 2023. El
libro como lo están bautizando… a mi pesar.
Un nuevo año más colaboro con la ilusión
del niño que le gustaba leer publicaciones cofradieras de otros lugares donde
se contaba mucho más que los actos a realizar por las cofradías y se vio un día
escribiendo para de algún modo convertirlo en lo que cree que es esto: una
pieza de consulta para el futuro donde poder divulgar episodios del pasado de
sus cofradías. Desde aquí un año más, gracias a la Unión de Cofradías de Bailén
por concederme un hueco entre sus páginas. Con el trabajo de este año pretendo,
si Dios me lo permite comenzar una serie de estudios donde divulgar los
estatutos que se tuvieron que generar tras las reorganizaciones de las cofradías
bailenenses acabada la Guerra Civil Española (1936-1939). Documentos que nos
hablan de cómo renacieron en aquellos duros momentos para volver a levantarse
de uno de los golpes más duros que han sufrido estas asociaciones de la iglesia
en todos sus siglos de historia.
Comenzamos con la hermandad de la
Virgen de los Dolores, que fue la que antes los realizó y recibió su nueva aprobación
en 1942 por parte de la iglesia de aquel nuevo régimen que gobernaría al estado
español hasta la década de los 70. Un trabajo que pretende sobre todo divulgar
como fueron o pretendieron que fuesen las reglas que rigieran a sus cofrades y
que a la vez nos puede hablar de como era el mundo cofradiero y en definitiva la
sociedad de aquellos años. Con un necesario relato para contextualizar la situación
que deparó en aquellos sucesos podremos encontrar también pequeños pero
novedosos datos como cuando se suspendieron las procesiones durante la II República
Española (1931-1936), los nombramientos de camareras realizados por el obispado
y la lectura de estos estatutos que nos muestra que seguramente la primera cofradía
que pretendió incorporar la capa de las túnicas fue la de Ntra. Sra. de los Dolores.
Unos estatutos que se redactaron después de que llegase la imagen a Bailén, de
hecho, acompaña al artículo una muestra gráfica de incalculable valor de
reciente descubrimiento donde vemos a la nueva imagen de la Virgen realizada en
Valencia por José Romero Tena, probablemente en la casa de la familia benefactora,
los hermanos Rusillo Medina.
Descubierta (la pequeñísima foto)
en los modernos anticuarios digitales por parte del vestidor de la Virgen, D. Antonio
Cobo Almazán, se nos muestra a la Virgen con la mayoría de sus alhajas más
reconocidas, como la corona, el rostrillo, el corazón con el puñal o la media
luna (incluso el pañuelo es el que luce la Virgen en el cartel de esta Semana Santa).
Contando con una humilde saya que contenía unas sencillas estrellas y unos
flecos de pasamanería (curiosamente idénticos a los de una túnica antigua del Cristo
de las Tres Caídas de Triana, recientemente reconstruida) que se ha conservado
hasta nuestros días y que fue reconvertida recientemente en un lazo-cinturilla
para la Virgen.
Sobre una mesa cubierta por un paño
blanco, se alza un sencillo e improvisado altar con dos jarrones con flores de
los primaverales campos bailenenses y la típica maceta de pilastra tan común del
exorno de los patios andaluces dibujando una escena tremendamente doméstica. Una
colcha hace de dosel para adecentar el lugar (que parece un patio) para seguramente
querer inmortalizar este acontecimiento, que según cuentan algunas de sus más
veteranas camareras, la imagen estuvo expuesta unos días antes en la casa de la
calle Silera antes de partir hacia la nueva novena que se recuperaba tras los
años difíciles para los católicos. La imagen presenta dos detalles
significativos. Uno es la peana de la imagen, que pocos han podido ver y el manto
que luce del que se desconoce nada sobre el mismo, tal vez otro de los mantos
de su ajuar que se pudo salvar escondido en las casas de los hermanos y camareras
como ocurriría con el terno que donó la familia Martín Martínez en 1914 y que
probablemente saliese de los prolíficos talleres valencianos de Burillo y que
luego luciese sobre las andas en su primera procesión y saludo de 1942. No podemos
contrastar nada, pero ¿podría ser el manto donado por la familia Bonaplata en
1868? Para saber la historia de aquella donación pinche aqui.
Para leer y descargar el articulo
en academia.edu pinchen aquí.
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