Hoy día, las donaciones suelen
llegar por personas vivas que quieren vivir el regocijo de ver a la cofradía o templo
de sus amores enriquecido con su gesto, llevados por los motivos que les muevan. Creo
que hoy día no se llevará tanto eso de dejar imágenes a través del testamento a
las iglesias y cofradías.
A mi me llamó la atención, porque
como sabrán los investigadores de estas materias, los testamentos son una
fuente de información imprescindible para el hallazgo de historias de esta índole
en el pasado. Les aseguro que tiré un año a la basura de viajes al Archivo Histórico
Provincial de Jaén sin encontrar nada porque mi motivación investigadora se
fijaba en otras cosas. Aún recuerdo como Luis (asesor del archivo) me aconsejó
que leyera los testamentos… como cambió todo, ahora son gigas y más gigas de fotografías
donde se cuenta la historia aún por contar y la que ya hemos contado. Con el
plus del valor científico que da el trabajo de archivo.
En algunos de mis trabajos ya he
hecho mención a muchos de aquellos pequeños detalles de la donación piadosa de
arte religioso por el difunto de turno. Desde ropas litúrgicas, vasos sagrados,
custodias, cuadros, imágenes (la donación testamentaria de María del Pozo de un
Cristo de la Columna y un San Juan en 1660 cambió y configuró la Semana Santa
de Bailén durante los siguientes siglos, ahí es ná) e incluso hasta camarines y
ermitas.
He de decir que conforme la Ilustración
fue comiéndose al Antiguo Régimen, estos detalles fueron desapareciendo. El legado
testamentario al culto y engrandecimiento patrimonial de la iglesia fue decayendo
conforme pasaron los años. Los pocos años del siglo XX que he podido consultar
son casi inexistente estos detalles en los testamentos. En el siglo XIX te
puedes encontrar algo. El siglo XVIII es a su vez riquísimo en sus primeros
50-70 primeros años y más escaso en sus últimas décadas. El siglo XVII y XVI,
es sin duda, una fuente ineludible. En definitiva, es de juzgado de guardia
investigar sobre patrimonio religioso y pasar por alto un testamento.
Dicho esto, simplemente les dejo
un simple detalle que corrobora lo que les cuento. En 2019 pude (y pueden
ustedes, comprando la última revista linarense “Siete Esquinas”) deleitarme con
un trabajo monográfico histórico-artístico sobre el santuario de la Virgen de Linarejos
realizado por uno de los historiadores del arte más prolífico de la provincia
de Jaén, el profesor Miguel Ruiz Calvente. Su artículo, lleno de noticias novedosísimas
llamó mi atención por su impecable trabajo de consulta en los protocolos notariales de Linares, que me
empujó a consultar la totalidad de los mismos durante el invierno pasado. Encontré
muchas de las escrituras que él encontró (y otras también de gran interés para
la historia de Linares).
En su trabajo, Miguel nos
documentó la obra del camarín de la patrona de Linares a la mano de un tallista
yesero de Baeza llamado Juan de Arias y Contreras. Lo descubrió en un documento
donde se hacía un resumen histórico de todo el proceso que se tuvo que llevar a
cabo para la realización de la decoración del camarín. Todo surgió del
testamento de un madrileño que se llamó D. Simón Pesoa. Este hombre fue un
personaje destacado de su época en Linares, pues fue el Proveedor General de Municiones
de Guerra y Asentista del Asiento y Reales Fábricas de plomo de la villa de Linares.
Dejó mandado en su testamento, otorgado en 1710 que se invirtieran de sus
bienes para la fabricación del camarín.
Tal como dice la manda testamentaria,
Pesoa tenía en su casa de Madrid una imagen de San José que guardaba en una
lujosa caja realizada en palo santo y ordenó que la imagen se llevase hasta Linares
y se colocará al culto en el santuario cuando él muriese, probablemente en 1713.
Aquí pueden leer la transcripción de la manda testamentaria:
“Es mi voluntad y mando que
una hechura de señor San Joseph que tengo en mi casa en la villa de Madrid en
una urna de palo santo con sus vidrieras cristalinas se traiga a esta villa a
mi costa y se coloque en uno de los altares colaterales del altar mayor del
santuario de Ntra. Señora de Linarejos extramuros de esta villa, añadiendo para
su adorno y decencia en dicho altar lo que dicha mi mujer dispusiese pues le
consta es mi protector y los muchos favores que le debo; lo cual se efectúe
luego que yo fallezca y así se prebenda en el dicho testamento por ser mi
voluntad”.
Nos sabemos qué ocurrió con
aquella imagen, si incluso llegó a 1936 porque el santuario sufrió una
importante remodelación del exorno realizado en aquellos años del siglo XVIII,
como por ejemplo el cambio del retablo mayor que fue sustituido por uno de
corte neoclásico en 1910. Pero si hoy existiera, ya se podría afinar mucho
mejor su origen por parte de los historiadores del arte y tal vez comenzásemos a
indagar en la escuela madrileña de escultura para intentar situarla en la órbita
de un artista en concreto. Noticias y pistas como estas son las herramientas indispensables
de los historiadores.
[1] https://sevilla.abc.es/pasionensevilla/actualidad/noticias/los-servitas-recibe-donacion-varias-obras-arte-religioso-186452-1607075522.html?fbclid=IwAR0BeCIptR3wlDA77I3gchutJVlQE951nSP-QF3iqAQYfFK32p5HokmKigQ
[2] AHPJ, Sección Protocolos Notariales Linares, Eufrasio Diego
de Ahumada, legajo 15139, fol. 18r-22v
No hay comentarios:
Publicar un comentario