Tal día como hoy, pero del año
1767 quedó aprobado el Fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena en tiempos
de Carlos III. Gracias a esto, nacieron pueblos como La Carolina, Santa Elena,
Carboneros, Guarromán (me gustaba más Guadarromán) o el Rumblar (entre otros),
convirtiendo nuestro Santuario de Zocueca en su parroquia. Aquella empresa fue
encomendada a D. Pablo de Olavide y Jauregui que fue el superintendente. De él
nos contó el que fuese cronista oficial de Aldeaquemada, Carlos Sánchez-Batalla
Martínez, que aquella empresa comenzó a forjarse en Bailén gracias a una serie
de misivas escritas durante su estancia en esta villa, donde paró en su viaje hacia
Sevilla donde iba a tomar posesión de su cargo como Asistente de la capital hispalense.
El 18 de agosto de 1767 decidió comenzar la empresa en el convento de La Peñuela,
un edificio religioso que se encontraba en despoblado donde hoy se levanta la
ciudad de La Carolina. Estuvo en Bailén tres días donde envió 10 cartas que
testimonian que en esta ciudad se comenzó a hacer realidad aquella ambiciosa colonización.
Tras una intensa vida azarosa, Pablo
de Olavide pasará sus últimos días en Baeza de donde era su esposa Dª. Isabel
de los Ríos, con la que no tuvo hijos. Pero allí vivieron los herederos de su
patrimonio: Dª Tomasa de Arellano y Olavide, esposa del marqués de San Miguel
de la Vega, D. Pedro Tomás de Acuña. Tomasa de Arellano dejó como universales
herederos a sus sobrinos José María de Arellano y Eraso y Dª. María Romana de Arroquia
y Olavide, que se casarían en 1806. Una de las hijas de este matrimonio fue Dª Teresa
Arellano Arroquia que se casó con un importante terrateniente de Bailén, D. Pedro
Soriano Marañón. Del matrimonio nació Bartolomé y Mariana Soriano Arellano,
importantes propietarios de Bailén hasta comienzos del siglo XX donde ambos
mueren sin descendencia directa.
Aunque hemos publicado que ambos fueron
los últimos del linaje heredero del legado de Olavide, es algo que no podemos certificar
porque en los testamentos de ambos hermanos se citan primos por parte de madre
aun vivos en Rus, que habría que investigar, pero ese no es nuestro cometido.
Aunque he consultado multitud de
documentos sobre la familia en Bailén, nunca había encontrado una referencia al
legado de Olavide. Con todo esto, en conmemoración de esta fecha, tan solo quería
aportar el hasta ahora único dato que me he encontrado de la pertenencia del
cuadro a los antepasados de Bartolomé Soriano Arellano, como es la escritura e
inventario de los bienes quedados a la muerte de su abuelo José Arellano otorgado
en Baeza el 2 de mayo de 1860. En los primeros registros aportan sus bienes
decorativos como eran sus cuadros, religiosos y familiares donde se destaca con
el numero 7 “un retrato de D. Pablo en ciento veinte reales. 120”. Gracias
a este documento también sabemos que existió un cuadro de Isabel de los Ríos,
su mujer, del que desconocemos su paradero y si se conserva en la actualidad. Con
el numero 10 figura en el inventario: “otro id. de la esposa de Olavide en
treinta reales. 30”. Además, dejaba a sus herederos un cuadro del marqués
de San Miguel, otro de D. Pablo Urbina y otro que cita como “de la madre de Urbina”,
también señalan otro del presbítero francés que acompañó a Olavide; Antonie
Reinard.
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