Hace unos días, consultando un interesantísimo
plano del término municipal de Bailén realizado en 1878[1],
comprobé que por la actual carretera o camino rural JV-2.312
(conocida en Bailén durante las últimas centurias con el sobrenombre de
“Camino de la Toscana”) que desemboca a la antigua carretera de Jaén (N-323),
en la misma frontera con el término municipal de Jabalquinto y Espeluy (junto a
los restos de lo que fue la estación de Ferrocarril de Bailén) existía una casería
del importante propietario de aquella centuria, D. Tomas Soriano Marañón (1837-1887). Como ya hemos mencionado en varias
ocasiones de él parte la línea sucesoria de la familia Corchado.
Observando por Google Maps pude
comprobar que por la misma zona existía aun un edificio, el cual, me acerqué a
conocer. Está más cerca si accedes por la carretera de Jaén e incluso llegas directamente
hasta él por el viejo camino rural de la Cuesta de Juripe, que parte desde la
misma carretera de Jaén entre las dos fabricas de ladrillos, “La Milagrosa” y “Torres
Padilla” (antigua San Juan). En el plano es llamado como “Casa de D. Tomás Marañón
o el Retruco”, por lo que al llegar ante el cortijo pude confirmar que se trataba
de la misma casa del plano de 1878.
Comprobando este mapa entiendo
aquellas peticiones de D. Pedro Soriano Marañón al obispado insistiendo en el
culto de su ermita de Santo Tomás de Aquino para dar el servicio espiritual a
todas las gentes de aquellos contornos. Seguramente sería muy concurrido en el tiempo
estival buscando los frescores del campo. Estando en la soledad achicharrante del
medio día imaginé ver salir a las calesas tiradas por los caballos conducidas
por los cocheros con las familias vestidos con sus galas de domingo acudiendo a
la llamada de la campana que repicaba en la espadaña de la ermita del cortijo
de La Toscana. Una costumbre que nacería un siglo antes en memoria de D. Manuel
de Aguilar Cueto Marroquí que quiso que se diese misa en su ermita todos los
domingos del año para los trabajadores y vecinos de su cortijo hasta el final
de los tiempos, hasta que las leyes desamortizadoras decimonónicas acabaran con
estos deseos religiosos propios del Antiguo Régimen.
D. Tomas Soriano Marañón [su esposa
fue Dª. Carmen Álvarez Lodares (1831-1896)] murió el 19 de mayo de 1887 y se ejecutó
la partición de sus bienes[2] el
día 1 de abril de 1888 siendo sus herederas sus dos hijas: Mariana (1864-1889)
y Joaquina Soriano Álvarez (1874-1940) [esposa de Manuel
Corchado Medrano (1868-1924)].
En la lectura del inventario viene citando sus posesiones por aquel lugar como unas
fanegas de tierra de campiña “llamada Retruco sitio
de cañada de Rentero o Porquerizo. Linde con el camino de las Carretillas”.
Como vemos, puede que la JV-2.312 fuese llamada como camino de Las Carretillas
(del mismo cortijo parte otro camino que es denominado en el plano como “Piedra
del Águila”).
Utilizando esta anotación, esta
finca la define de este modo:
“44. Otra haza de siete
fanegas seis celemines tierra de campiña, al mismo sitio que la anterior [Retruco
sitio de cañada de Rentero o Porquerizo] dentro de cuya finca se
encuentra enclavada una casa que mide doce varas de fachada por ocho de fondo,
linda a levante con tierras de don Juan Antonio Soriano, poniente tierras
plantada de esta testamentaria, sur camino de las Carretillas y norte camino de
las Zorreras tasada esta finca con inclusión de la casa en novecientas pesetas.
900 ptas.”.
Esta finca y casa se adjudicó a
su hija mayor, Dª. Mariana Soriano Álvarez en su hijuela que describe de la siguiente
forma:
“44. Un haza de siete fanegas
y seis celemines, tierra de campiña sitio cañada de Rentero dentro de cuya
finca se encuentra enclavada una casa que mide doce varas de fachada por
ocho de fondo, linda a levante con tierras de don Juan Antonio Soriano,
poniente esta testamentaria y sur camino de las Carretillas y norte camino de
las Zorreras.
Esta finca tiene la titulación
siguiente:
Dos fanegas de tierras
compradas a Bartolomé Perales y García en dos de agosto de mil ochocientos
setenta y cinco ante don Antonio Morillas inscrita en el tomo doscientos
cuarenta y cuatro, libro ochenta y nueve de Bailén, folio doscientos cuarenta y
cuatro, inscripción primera de la finca número seis mil seiscientos treinta y
uno.
Cuatro fanegas de seis
celemines inscritas por antedicho de herencia materna inscrita al tomo
cuatrocientos treinta y ocho (folio) libro ciento sesenta y seis, folio ciento
treinta y uno, finca diez mil setecientos veinte y uno inscripción primera.
Y más una fanega de tierra
comprada a Pedro Antonio García en veintidós de febrero de mil ochocientos
sesenta y dos ante don Jacinto Huete inscrita en la contaduría de hipotecas de
Baeza al folio veinte y seis y veinte y siete del libro veinte y seis del
registro de traslación de dominio de fincas rústicas de Bailén.
Más una parte de casa cortijo
inscrito al tomo cuatrocientos treinta y ocho, libro ciento sesenta y seis,
folio doscientos treinta y dos, inscripción primera finca número diez mil
setecientos cuarenta y cuatro. 55.172´77 ptas.
Es libre de toda carga y ha
sido tasada en novecientas pesetas. 900 ptas.”
Como viene descrita la forma en
que consiguió las fincas, bien sea a través de compra-ventas o herencias, comprobadas
las escrituras de compra-venta y consultando también la partición de su madre Dª.
Mariana Marañón Nueros (esposa de D. Bartolomé Soriano y Aguilar) en 1874[3] donde
no se cita ninguna casa, pensamos que el promotor de la construcción de este
bello cortijo andaluz se debió a D. Tomás Soriano Marañón entre 1874-78. La heredera
de la casa, su hija mayor, murió prematuramente, probablemente a consecuencia
del parto de su primogénita que murió pocos días después. Ella se casó con su
primo hermano D. Manuel Serrano Soriano, militar de oficio y tal vez fotógrafo aficionado
[las dos fotos antiguas adjuntas fueron tiradas por él] que murió poco tiempo después.
Sin duda un desenlace desdichado para la familia en tan corto tiempo. Por estos
hechos, las posesiones de Mariana Soriano Álvarez pasaron a su hermana Joaquina,
motivo por lo que la casa siga perteneciendo a la familia Corchado, apellido
que terminó cambiando el hidalgo y poderoso apellido Soriano entre la alta burguesía
de Bailén.
[1] Desarrollado por el topógrafo
2º D. Manuel González y pasado de tinta por el topógrafo 2º D. Julián Igarza,
fechado en Ciudad Real el 19 de abril de 1878 conforme con el desarrollo del
oficial 1º Venancio Blanco.
[2] Archivo Histórico
Provincial de Jaén (AHPJ), Protocolos Notariales (Bailén), escribano Antonio
Morillas, legajo 23.344, fol. 655r-730v.
[3] AHPJ, Protocolos Notariales
(Bailén), escribano Jacinto Huete Herrera, legajo 23.299, fol. 1.223r-1.467v.