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miércoles, 27 de octubre de 2021

EL RETABLO MAYOR DEL CONVENTO DE LAS TRINITARIAS DE ANDÚJAR OBRA DEL TALLISTA DIEGO BRIONES (1705)

Estado actual del retablo del convento de las Trinitarias de Andújar. Foto: Jesús Ángel Palomino León.


Otro de los trabajos que hemos podido documentar a las gubias del taller de Diego Briones es el retablo que realizó para el testero de la iglesia del convento de las Trinitarias de Andújar.[1]

Venía el maestro conquense de realizar importantes trabajos en el Santuario de la Virgen de la Cabeza y se encontraba realizando el gran retablo de la iglesia de Santa María de Linares en un periodo en que no tenía una residencia estable, afincándose allí donde se encontraba trabajando, ya fuese Andújar, Linares, Bailén o Vilches hasta que se estableciera definitivamente, y donde acabó sus días, en Baeza. Mientras estuvo trabajando en Linares, se comprometió a la talla de este nuevo retablo para Andújar. Estando aún avecindado en esta última ciudad se comprometió el 27 de enero de 1705 ante notario con el convento de monjas trinitarias de la Limpia y Pura Concepción de Nuestra Señora de la ciudad de Andújar para tallar el retablo para la capilla mayor de la iglesia del convento.[2] Como bien intuyó el profesor Domínguez Cubero[3], el aún existente (aunque mutilado y desvirtuado, probablemente rehecho tras la Guerra Civil) retablo mayor de las trinitarias podía ser de la misma mano que el del Santuario de la Virgen de la Cabeza, de Diego Briones, como ahora confirmaremos.


Briones otorgó escritura de obligación y de venta real en el mismo convento con las monjas encabezadas por su priora Dª Melchora Salcedo ante el escribano de Andújar, Francisco de Dueñas.[4]

En este documento, la priora Dª Melchora Salcedo expone que el patrón de la capilla mayor de la iglesia del convento no contrajo obligación alguna de tener que costear la fabricación de un retablo para la misma, solamente un tabernáculo que era lo que únicamente decoraba el testero del presbiterio hasta esa fecha. Reconociendo que la iglesia no tenía un retablo que se correspondiese con el hermoso templo expusieron una curiosa forma para financiar la obra del nuevo retablo.

Para poder costear la obra, tanto la priora Dª Melchora como su hermana Dª Francisca Salcedo (también monja del convento) declararon que ambas poseían en el término de Baños de la Encina 490 olivos en cuatro pedazos diferentes que habían heredado de una tía llamada Dª María Delgado, que fue vecina de Baños de la Encina.

Estos olivos pasarían a formar parte de los bienes raíces del convento cuando muriesen ambas hermanas religiosas según tenían otorgadas en dos escrituras en Andújar el 24 de noviembre de 1691 y el 17 de agosto de 1692.[5]

Las hermanas declararon que era su deseo privarse del usufructo de estas olivas para que se vendieran y con ese dinero financiar la construcción del retablo al que aspiraban para el altar mayor. Lo propusieron a la comunidad y estas lo aceptaron, y para poder encargar la obra pidieron la correspondiente licencia al padre provincial de la orden para poder vender los referidos olivos y con ese dinero pagar el retablo. La licencia les fue concedida por el padre provincial de la orden de la Santísima Trinidad de la provincia de Andalucía fray Andrés Humano el 8 de noviembre de 1704.

En virtud de todo esto ajustaron con Diego Briones la hechura del retablo según la acostumbrada forma, dibujando una planta o diseño que el maestro tenía hecha para el otorgamiento. La obra ascendía al precio de 10.500 reales, dándole la comunidad en parte de pago los 490 olivos en venta real, por un precio de 9.759 reales en que estaba estimado el precio de los olivares, más la parte restante que tenía que pagarle el convento cuando el retablo ya estuviese instalado en la iglesia y que ascendía a 741 reales. Se obligó a entregar y colocar el retablo para el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, actuando como fiadores de Diego Briones, los vecinos de Andújar: Cristóbal de Cazorla, Tomás Labrador y Joseph de Córdoba.

Entre las condiciones que se exponen en la escritura se refleja que debe de ejecutarlo en madera de pino y entregarlo “en blanco” (sin dorar) y que había de poner a su costa todos los materiales de madera, clavos y cola. Es muy corta la descripción del retablo, tan solo especifica que en lugar de la columna y pilastra en ambos lados que figuran en el boceto se les hiciera dos columnas y dos pilastras. Respecto a sus dimensiones, el retablo debería cerrar todo el testero con unas medidas de ocho varas de ancho y doce de alto. En cuanto a la imaginería y pintura del retablo (y dorado) quedaba a cuenta del convento y que éste pagase los albañiles y demás gastos que surgieran en su instalación menos los jornales de los oficiales de Diego Briones, que sí correrían de su cuenta.

Como era costumbre, el retablo debería ser reconocido y tasado por peritos del mismo oficio. Las monjas se reservaban el derecho de buscar a otro tallista para que lo terminara si a Briones le sorprendía una enfermedad o la misma muerte durante su trabajo.

El maestro cumplió con su trabajo casi un mes antes de lo pactado cuando el 18 de noviembre de 1705 otorgó ante el escribano de Linares, Pedro Bajel Moreno (citándose Briones como vecino de Linares) poderes a Diego García, vecino de Andújar, para que en su nombre cobrase al convento los 741 reales de vellón restantes del total. En esta escritura declaró que ya había instalado el retablo en Andújar y que había sido examinado por los peritos[6].

Este mismo poder lo revocó el día 24 de noviembre ante el mismo escribano (nombrándose nuevamente como vecino de Linares) para que esta vez lo representase el andujareño Matías Martínez de Mira en el cobro del retablo de las Trinitarias de Andújar[7]. Así, el día 27 de noviembre, en la ciudad de Andújar, y ante el escribano Francisco Dueñas, Matías Martínez de Mira otorgó carta de pago de los 741 reales que se debían pagar tras ser montado el retablo en la capilla mayor del convento de las Trinitarias de Andújar[8]. Probablemente estos sean los olivares del término de Baños de la Encina que recibió como parte de pago de este retablo que años después pretende y vende en 1708[9] y 1712.[10]

A continuación les dejo las primeras páginas de algunas de las escrituras notariales sobre el que se ha realizado este trabajo.











[1] LENDÍNEZ PADILLA, J.P. (2021): «La talla sacra en la ciudad de Baeza durante el siglo XVIII (I): Diego Briones y Juan de Arias». Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 223, pp. 116-119.

[2] Archivo Histórico Provincial de Jaén, (en adelante AHPJ), Sección Protocolos Notariales Andújar, Francisco Dueñas (1705-1709), legajo 3249, fol. 25r- fol. 31v.

[3] DOMÍNGUEZ CUBERO, J. (2010): «Retablos Mayores en el santuario de la Virgen de la Cabeza». Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 202, pp. 269.

[4] AHPJ, Sección Protocolos Notariales Andújar, Francisco Dueñas (1705-1709), legajo 3249, fol. 23r- fol. 31v.

[5] Ambas escrituras se encuentran en: AHPJ, Sección Protocolos Notariales de Andújar, Manuel de Morales, legajo 3232, (1691) Fol. 169r-174v, (1692) fol. 352r-355v

[7] AHPJ, Sección Protocolos Notariales Linares, Pedro Bajel Moreno (1705-1707), legajo 15200, fol.180r-181r.

[8] AHPJ, Sección Protocolos Notariales Andújar, Francisco Dueñas (1705-1709), legajo 3249, fol. 302r-302v.

[9] AHPJ, Sección Protocolos Notariales Linares, Diego Eufrasio de Ahumada, legajo 15139, fol. 8r-9r.

[10] Pareció Diego Briones al presente en la villa de Baños y otorgó haber recibido de Alonso Navarro, difunto y de Dª. Francisca Barragán, su viuda, vecinos de Baños, 5.652 reales de la cuenta de olivas que Briones otorgó a favor del dicho Alonso Navarro y su mujer ante Francisco de Robres Suarez vecino y escribano de la villa de Baños.  [AHPJ, protocolos notariales, rodrigo Antonio de Carvajal (1712-1718), legajo 6182, fol. 22r-22v].